Lo
primero, es que quedando claro que la Sexología no es la ciencia de la
Jodiendología, llegamos a la conclusión de que el Sexólogo no es el
jodiendólogo.
La
sociedad en general considera a un Sexólogo/a, aquella persona que se limita a
conocer juguetes eróticos de todo tipo y con ello, explica y asesora a otros y
otras a mejorar las relaciones que se desarrollan en la cama; y como resultado
de ese pensamiento equívoco, cuando dices que te has formado en esta
especialidad, surge esa risita picarona y a veces comentarios que no vienen a
cuento y fuera de lugar.
Pues
no, eso no es un Sexólogo y tampoco es un urólogo, ni un psiquiatra, ni
psicólogo, y menos aún un ginecólogo o un endocrinólogo. No es como muchos
piensan un fontanero de las vías genitales. Un sexólogo tiene diversos
conocimientos en esas ramas, pero ninguna de ellas son su especialidad, o sea,
cuando hay un problema físico o fisiológico, suele distinguirse bien, pero no
ocurre lo mismo cuando la dificultad es de aspecto sexológico. Entonces ¿qué
es?
Pues el
Sexólogo, es aquella persona que se centra en la “sexualidad”, aquello que se
transforma a lo largo de la vida y que sólo desaparece con la muerte, es decir,
ese sentimiento que cada cual tiene de ser hombre o ser mujer, con una gran
diversidad en cuanto a intereses, capacidades y conductas entre los individuos.
También, sería correcto decir que se centra en hablar de “sexualidades” en
plural, puesto que cada sexualidad es única y hay tantas Sexualidades como
sujetos sexuados, ya sean en masculino como en femenino y no se puede ser
asexual porque todos somos hombres y mujeres que nos construimos, nos vivimos,
nos expresamos, nos relacionamos y gestionamos nuestros proyectos y dificultades
por el hecho de serlo, hablando por tanto de las vivencias de cada uno.
O sea,
el trabajo del Sexólogo se centra en la dinámica de la sexualidad, en sus
conflictos, en sus manifestaciones, en sus disfunciones y en los problemas que
estas complicaciones acarrean.
Son
aquellos y aquellas especialistas que abogan por una Educación Sexual Plena,
con el fin de prevenir dificultades como el machismo o la discriminación desde
la raíz, entre otras cosas, tal como mostrar que la mayor parte de los
inconvenientes que tienen las parejas pueden afrontarse desde una buena
educación sexual, es decir, aportar más ideas sobre las que pensar a quienes
van a la consulta y menos diagnósticos contra los que luchar.
El
Sexólogo interviene cuando una relación sexual, es decir, de los Sexos, tiene
alguna dificultad, siendo la Terapia Sexológica junto con la Educación Sexual,
el Asesoramiento Sexológico, la Investigación Sexológica y demás, una de las
líneas de trabajo de la Sexología; por lo que cuando nos referimos al Sexo,
Sexualidad y erótica, hablamos del individuo pero cuando comentamos sobre la
Amatoria, nos referimos a los encuentros, a las relaciones, a la forma de
entenderse entre los sexos.
Por lo
tanto, puedo visitar a la Sexóloga/o cuando:
1.
Necesito entender y
aceptar mi propia sexualidad,
porque estamos en una idea genérica y social en donde está impuesto lo que se
debe o no se debe hacer, a lo que se
puede o se desea hacer; y como consecuencia de ello, nos creamos una
historia sexual que nos hace daño o que no nos sirve para nuestro propio
crecimiento.
2.
Queremos mejorar
nuestra relación de pareja, esa relación
construida por dos y cosida por el deseo. El deseo de compartir…en la cama, en
la calle, en la casa, en la familia, etc.
3.
Necesito comprender
cómo se construye mi identidad sexual, como
mujer o como hombre, y con ello, conocerme mejor y sentir mayor satisfacción
como la mujer o el hombre que soy, ya que el ser la mujer que soy o el hombre
que soy, es una realidad construida con esencia de los dos sexos, hasta crear
una combinación única y peculiar.
4.
Necesito aprender y
atender mis deseos y saber gestionarlos para mi satisfacción. A veces, el deseo está muy claro pero no está en
consonancia con la norma social o con mi situación concreta, y eso me hace
sentir mal.
5.
Quiero mejorar la
seducción y el encuentro con el otro, porque
deseo buscar mi propia y peculiar manera de seducir en el encuentro erótico con
el otro y así, superar las dificultades que me encuentro por el camino.
6.
Quiero ofrecer una
educación sexual de calidad a mi familia para
que mis hijos e hijas tengan una vida plena y feliz, que se sientan bien con lo
que son, con lo que sienten y con lo que desean y hacen, en la búsqueda de
experiencias deseadas y no obligadas.
Con
todo ello, reitero una vez más, que tal y como se ve, la ciencia de la
Sexología engloba un campo de estudio mucho más extenso del que se conoce.
Pilar Bernal Chinchilla
Sexóloga