martes, 6 de diciembre de 2016

ENTONCES… ¿QUÉ ES Y PARA QUÉ UNA EDUCACIÓN SEXUAL?


Sencillamente, una Educación Sexual es una educación de los Sexos y como tal Educación que es, es una necesidad universal, debiendo ser plena y de calidad, la cual proporcione valores, conocimientos, más ideas y menos diagnósticos a la vez que herramientas para eludir situaciones no deseadas, además de eliminar prejuicios y falsos mitos.

¿Es la Educación Sexual algo de lo que no se pueda hablar? ¿Es algo peligroso, sucio, vergonzoso? ¿Es una educación prohibida en el ámbito familiar y escolar; y que por lo tanto sólo es permitida en círculos muy reducidos con personas que se suponen o creemos que son de gran confianza?

Pues no, no es todo esto. Es como bien se indica, educar en el ámbito de la sexualidad, que no en lo genital, coital y reproductivo, ya que como he dicho en otra ocasión, entender la Educación Sexual como este tipo de enseñanza, es no entender nada.

A diferencia de esto, es llamar a las cosas por su nombre pero con un lenguaje acorde a la edad a la que nos dirigimos. Es alimentar el respeto a la diversidad, a la igualdad, a eliminar los roles de género y sentar unas bases para poder ser capaz de llevar a cabo todos estos contenidos en un futuro. En definitiva, la idea es ayudar a que todos estos valores se cultiven desde muy pequeños y continuar ampliando en educación sexual conforme pasan los años.

Además, es obvio que en la realidad en la que vivimos, los medios de comunicación, los anuncios publicitarios, las revistas, el cine, Internet, la fotografía entre otros hablan de sexualidad y ello forma parte de toda persona humana, por lo tanto, las familias, los colegios o los institutos, no pueden mantenerse a un lado de todo esto como si con ellos o ellas no fuese la temática, sino que es todo lo contrario. Es una obligación ayudar a niños/as y adolescentes a recibir información profesional, con una actitud abierta y positiva sobre la sexualidad.

La educación sexual es un derecho cada vez más indispensable en nuestra sociedad. Debemos saber cómo hablar, qué decir, qué hacer y en qué basarnos cuando llevemos a cabo respuestas a todos estos interrogantes que se nos puedan plantear en un momento determinado.

Es más, en la vida nos esforzamos mucho por aprender cosas pero no tanto por saber ser feliz, ni tampoco para entendernos con nosotros mismos y con los demás; en pocas palabras, para aprender a amar.


Pilar Bernal Chinchilla
Sexóloga

miércoles, 16 de noviembre de 2016

¡UNA EDUCACIÓN SEXUAL PLENA!


Sí, esto que tanta gente teme cuando se le dice que se debería de impartir una materia escolar llamada “Educación Sexual”, por su puesto impartida por expertos en esta disciplina, es decir, por Sexólogos y Sexólogas, y no por otros profesionales no especialistas en la materia, ya que es evidente que un mecánico de coches entiende de mecánica de coches, pero ¿es capaz de arreglar un avión con sus peculiaridades aeronáuticas?

Pues eso… materia, asignatura, idea, proyecto, llamémosle como queramos. Pero a un gran número de padres y madres les asusta, aterroriza y demás, a diferencia de los que abogan y luchan con uñas y dientes para poder llevarla a cabo.

Y yo me pregunto, ¿por qué asusta tanto? Pues es muy sencillo dar respuesta a esto, “desconocimiento de la materia”. Porque a menudo los argumentos conforme a todo este contenido, giran en torno a las dificultades de erección o para la penetración, siendo éstos una idea miserable de lo que significan las relaciones entre los sexos y sus encuentros.

Como resultado de todo ello, los padres y madres dicen NO, así en mayúsculas. A mi hijo/a que no le hablen de sexo, ¿qué le van a decir? ¿De qué le van a hablar, de penes y de vaginas? ¿Le van a explicar cómo se tienen que poner un condón? ¿Le van a informar de los diferentes métodos anticonceptivos? ¿Le van a informar del meter y sacar?

Como resultado de todo esto, yo lanzo una pregunta ¿Hemos pues avanzado mucho en el Hecho Sexual Humano? Creemos que sí, pero…entender la Educación Sexual  como la enseñanza del “de dónde venimos”, de lo reproductivo, de lo coital y genital, es no entender nada.

Por lo tanto, me gusta pensar que la prevención no educa y que por el contrario, la Educación previene. 


Pilar Bernal Chinchilla
Sexóloga

sábado, 12 de noviembre de 2016

¿QUÉ ES ESO DE SER SEXÓLOGA/O? VALE…Y YO COMO USUARIO, ¿CUÁNDO Y POR QUÉ DEBERÍA DE IR A ESTE ESPECIALISTA?


Lo primero, es que quedando claro que la Sexología no es la ciencia de la Jodiendología, llegamos a la conclusión de que el Sexólogo no es el jodiendólogo.

La sociedad en general considera a un Sexólogo/a, aquella persona que se limita a conocer juguetes eróticos de todo tipo y con ello, explica y asesora a otros y otras a mejorar las relaciones que se desarrollan en la cama; y como resultado de ese pensamiento equívoco, cuando dices que te has formado en esta especialidad, surge esa risita picarona y a veces comentarios que no vienen a cuento y fuera de lugar.

Pues no, eso no es un Sexólogo y tampoco es un urólogo, ni un psiquiatra, ni psicólogo, y menos aún un ginecólogo o un endocrinólogo. No es como muchos piensan un fontanero de las vías genitales. Un sexólogo tiene diversos conocimientos en esas ramas, pero ninguna de ellas son su especialidad, o sea, cuando hay un problema físico o fisiológico, suele distinguirse bien, pero no ocurre lo mismo cuando la dificultad es de aspecto sexológico. Entonces ¿qué es?

Pues el Sexólogo, es aquella persona que se centra en la “sexualidad”, aquello que se transforma a lo largo de la vida y que sólo desaparece con la muerte, es decir, ese sentimiento que cada cual tiene de ser hombre o ser mujer, con una gran diversidad en cuanto a intereses, capacidades y conductas entre los individuos. 

También, sería correcto decir que se centra en hablar de “sexualidades” en plural, puesto que cada sexualidad es única y hay tantas Sexualidades como sujetos sexuados, ya sean en masculino como en femenino y no se puede ser asexual porque todos somos hombres y mujeres que nos construimos, nos vivimos, nos expresamos, nos relacionamos y gestionamos nuestros proyectos y dificultades por el hecho de serlo, hablando por tanto de las vivencias de cada uno.


O sea, el trabajo del Sexólogo se centra en la dinámica de la sexualidad, en sus conflictos, en sus manifestaciones, en sus disfunciones y en los problemas que estas complicaciones acarrean.

Son aquellos y aquellas especialistas que abogan por una Educación Sexual Plena, con el fin de prevenir dificultades como el machismo o la discriminación desde la raíz, entre otras cosas, tal como mostrar que la mayor parte de los inconvenientes que tienen las parejas pueden afrontarse desde una buena educación sexual, es decir, aportar más ideas sobre las que pensar a quienes van a la consulta y menos diagnósticos contra los que luchar.

El Sexólogo interviene cuando una relación sexual, es decir, de los Sexos, tiene alguna dificultad, siendo la Terapia Sexológica junto con la Educación Sexual, el Asesoramiento Sexológico, la Investigación Sexológica y demás, una de las líneas de trabajo de la Sexología; por lo que cuando nos referimos al Sexo, Sexualidad y erótica, hablamos del individuo pero cuando comentamos sobre la Amatoria, nos referimos a los encuentros, a las relaciones, a la forma de entenderse entre los sexos.


Por lo tanto, puedo visitar a la Sexóloga/o cuando:


1.    Necesito entender y aceptar mi propia sexualidad, porque estamos en una idea genérica y social en donde está impuesto lo que se debe o no se debe hacer, a lo que se  puede o se desea hacer; y como consecuencia de ello, nos creamos una historia sexual que nos hace daño o que no nos sirve para nuestro propio crecimiento.

2.    Queremos mejorar nuestra relación de pareja, esa relación construida por dos y cosida por el deseo. El deseo de compartir…en la cama, en la calle, en la casa, en la familia, etc.

3.    Necesito comprender cómo se construye mi identidad sexual, como mujer o como hombre, y con ello, conocerme mejor y sentir mayor satisfacción como la mujer o el hombre que soy, ya que el ser la mujer que soy o el hombre que soy, es una realidad construida con esencia de los dos sexos, hasta crear una combinación única y peculiar.

4.    Necesito aprender y atender mis deseos y saber gestionarlos para mi satisfacción. A veces, el deseo está muy claro pero no está en consonancia con la norma social o con mi situación concreta, y eso me hace sentir mal.

5.    Quiero mejorar la seducción y el encuentro con el otro, porque deseo buscar mi propia y peculiar manera de seducir en el encuentro erótico con el otro y así, superar las dificultades que me encuentro por el camino.

6.    Quiero ofrecer una educación sexual de calidad a mi familia para que mis hijos e hijas tengan una vida plena y feliz, que se sientan bien con lo que son, con lo que sienten y con lo que desean y hacen, en la búsqueda de experiencias deseadas y no obligadas.


Con todo ello, reitero una vez más, que tal y como se ve, la ciencia de la Sexología engloba un campo de estudio mucho más extenso del que se conoce.


Pilar Bernal Chinchilla
Sexóloga

sábado, 5 de noviembre de 2016

A VER…A VER… PERO ENTONCES, ¿QUÉ ES LA SEXOLOGÍA? ¿QUÉ ES ENTONCES EL SEXO?


 Queda claro que toda pregunta es una invitación a buscar respuesta.

¡Pues vamos a reflexionar sobre el sexo!

Para empezar, la Sexología es una ciencia y su finalidad es estudiar, ¿pero qué?, pues a los sexos, es decir, a los hombres y a las mujeres, tanto las relaciones íntimas como las públicas, que no a los genitales ni a los órganos reproductivos; y que como cualquier otra disciplina tiene su propósito de estudio, su historia y su forma de llevarlo a cabo.

Nace a finales del siglo XIX, principios del XX y a diferencia de lo que había sido anteriormente, ésta empieza a tomar forma y a convertirse en un discurso científico sobre el sexo y sobre los sexos, no meramente reflexiones sobre ello como había sido hasta entonces. Además, crea un marco conceptual de estudio que es el “Hecho sexual humano”. La Sexología estudia como he dicho antes, a los hombres y a las mujeres, sus identidades, sus mezclas, ya que ambos estamos hechos de masculino y de femenino y lo que las personas desean eróticamente, es decir, en relación con Eros. También profundiza en la forma o expresión particular que cada pareja tiene como arte de amar, ese deseo de estar juntos y organizar la vida en pareja y por último, aquellas relaciones que traen niños/as, o sea, la procreación.

Por lo tanto, ¿de qué hablamos cuando hablamos de Sexo? ¿En que se queda el Sexo? ¿Qué es eso que llamamos Sexo y que tanto lío nos trae y nos lleva de cabeza? ¿Por qué todavía resulta tan complicado hablar de sexualidad o conocer qué significa el término Sexo?

Pues sencillamente, el motivo de ello es, que hemos perdido el  hilo epistemológico del término. El término Sexo, viene de un verbo en latín que es “sexar” (cortar) y del participio del verbo “sexus” (cortado), ¿os suena aquello de “la media naranja”?. Somos seres cortados, seres seccionados y por ello, sexuados. Por lo tanto el sexo, es el hecho de ser sujetos sexuados. No es un término simplificado, sino un término tapado, es la materia prima del amor. En el sexo no hay cosas buenas ni cosas malas, hay hombres y mujeres o viceversa, socialmente iguales e individualmente diferentes.

Cuando hablamos de sexo, hablamos de lo que somos, no de lo que hacemos. Hablamos de un concepto y un valor, pero no estamos hablando de follar, al igual que tampoco estamos hablando de ideas higiénicas ni médicas. En resumen y en pocas palabras, el término Sexo, implica una singularidad, como hecho de construcción biográfica dentro de los modos, matices y peculiaridades que nos hacen a cada uno un ser único e irrepetible.

Estamos acostumbrados a que nos vendan todo tipo de productos a través del sexo, pero no a que se nos hable de sexualidad, porque la sexualidad ha sido juzgada, condenada, patologizada y moralizada sin haber sido estudiada y comprendida, y todo esto es una pena, porque realmente la sexualidad es ese sentimiento que cada cual tiene de ser hombre o de ser mujer, cada uno con su modo de ser hombre o ser mujer. Y aunque se nos ha dicho que tenemos que ser de un único modo de ser hombre y un único modo de ser mujer, no tenemos que ser así, pero sí hombres y mujeres.


Pilar Bernal Chinchilla
Sexóloga